Casen (Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional) mostró que
entre 1990 y 2011 la cantidad de jefes de hogar chilenos que se declaran
solteros, es decir, ni casados ni convivientes, ni divorciados ni viudos,
aumentó de 211 mil a cerca de 750 mil. De estos, 526 mil son mujeres y 230 mil,
hombres. Los datos también muestran que la edad en que la gente se casa se ha
retrasado (2013-INE) para los 30,4 años,
en hombres, y 28,5 años, en mujeres.
Los solteros en Chile están separados en tres grupos: el primero es más
exitoso, educado y de altos ingresos. Gente que vive en barrios de remodelación
urbana y conoce los últimos restoranes y actividades culturales de moda. A ellos
lo sigue un grupo de solteros de menores ingresos, mayores deudas y que vive en
barrios que se acogen a subsidios urbanos. Ellos replican al segmento anterior
en términos de consumo, pero buscando opciones más económicas. Aspiran tener un
consumo tal y como el primer grupo, sin embargo, están limitados por ingresos,
educación y redes de contacto. Este segundo grupo es más dependiente, menos
libre y más cercano a la familia. Por último, está el segmento más relegado y
masivo de solteros, el que vive en barrios periféricos, consume productos
baratos y está desconectado de las tendencias mundiales. Enfoca sus esfuerzos
en la ayuda para su grupo familiar y se diferencian enormemente del primer
grupo, que se concentra principalmente en la satisfacción de un individuo.
Hoy, para las mujeres establecer una relación no es una decisión fácil.
Tienen más expectativas, a los 25 años piensan en trabajar, acumular algo de
capital o recorrer el mundo. Desde 2008, las mujeres superan a los hombres en
la cantidad de matrículas en carreras de pregrado y hoy en estudios de
postítulos los duplican, 16.521 contra 7.481. Algo que en términos de
emparejamiento puede no ser tan buena noticia. Se sabe que en la medida en que
aumenta el nivel educacional de las mujeres tienen más probabilidades de
quedarse solteras. Los hombres, en general, se casan con personas de igual o
menor nivel educacional. Entonces, una mujer con doctorado que sale a estudiar
afuera y vuelve tiene menos posibilidades.
La capacidad de compra de los solteros en Chile se siente y los supermercados se han tenido que adaptar
especialmente con la venta de productos ‘uniformato’ que antes eran muy
difíciles de encontrar, como el rollo de papel higiénico unitario o cajas de
huevos de dos unidades. La existencia de los “solos” se ha notado en los
restoranes, la comida preparada y el delivery.
Otro de los ámbitos de los solteros son los viajes. La mayor
disponibilidad de dinero y menos ‘ataduras’ o compromisos los hacen un segmento
ideal para reaccionar con rapidez a buenas promociones u ofertas de último
minuto, que desde hace cinco años se siente con más fuerza. Profesionales sin
hijos y con poder adquisitivo, que invierten tiempo y dinero en viajar a su
gusto y sin mayor compañía que su teléfono y su iPad. Los solteros también
influyen en mercados como el tecnológico y el auge de las aplicaciones para
buscar pareja, como Tinder.
Otra expresión de los solteros es el mercado inmobiliario, el que en los
últimos años se ha adaptado a la gran cantidad de personas que viven solas. Los
solteros que viven solos pasaron de ser poco más de 79 mil en 1990 a 308 mil,
en 2013. Alrededor de la mitad de ellos son hombres y 142 mil,
mujeres. Según datos de Euromonitor, Chile es el país de Latinoamérica
donde más aumentaron porcentualmente los hogares unipersonales entre 2010 y
2015. Si entre los 30 y 50 se construían casas grandes, pensando en la
familia extendida, en los 80 se pasó a los clásicos con tres piezas y 70 m2, y
hoy lo que más se ven son los funcionales departamentos de no más de 40 m2.
Según un estudio, el 41 por ciento de los solteros que cotizan está
buscando un departamento para vivir solo. Se trata de personas de hasta 39 años
de edad -53 % son hombres y 47 %, mujeres- que quieren independizarse comprando
su primera propiedad, pero para vivir ahí poco tiempo: entre tres y cuatro
años. Los solteros buscan departamentos que estén bien ubicados, idealmente
cerca del Metro, y conectados a buenas vías de acceso y servicios. Pero aunque viven solos y aún no forman su
propia familia, este grupo sigue siendo parte de las dinámicas de sus familias
de origen. En instancias como el almuerzo del domingo son muy importantes, ya
que los hace seguir sintiéndose parte de ese núcleo