jueves, febrero 28, 2008

Festival de la Canción

Como una película de Fellini en “vivo y en directo”








Tuve un sueño.

Soñé que el fallecido director de cine italiano Federico Fellini estaba haciendo una película. El filme se llamaba “Festival de la Canción”. Siempre onírico y surrealista creyendo que el mundo es un circo. La locación la ubica en una ciudad costera de un país casi desconocido y a cuyos habitantes les convencen que éste es el festival más importante del mundo.

Comienza esta comedia, entre satírica y burlesca con ecos del omnipresente surrealismo de la época, con una misa. ¿Un festival de la canción con misa? Es que el tema religioso es una constante del director de cine. Por eso debe haber sido.

A continuación, una fiesta inauguración del festival muy en el estilo de Fellini: un grotesco desfile de personajes casi desconocidos como sacados de una historieta de dibujos animados. Toda la fauna criolla emperifollada, bestiario de aspirantes a estrellitas y seudo famosillos. Una sátira a la alfombra roja de los premios Oscar y las respectivas señoras comentaristas de moda hablando leseras. Los payasos y los cómicos dando vueltas y vueltas y los periodistas emocionados hasta las lágrimas,

El festival de mi sueño se trata de un show en el que compartirán escenario un grupo de payasos disfrazados, algunos imitadores de segunda y animadores tipo fiesta infantil.

La película muestra una competencia de canciones que no le interesa a nadie. Participan una serie de pintorescos competidores desconocidos o casi desconocidos, con canciones de menos malas a malas. Pero nadie escucha. El público quiere que se vayan. Los periodistas de espectáculos se miran no son capaces de distinguir una canción buena de una mala. Los jurados son personajillos y donde la mitad de ellos son cualquier cosa menos especialistas en música.

La galería de artistas del show está formada por criaturas que están juntas fatalmente, sin saber por qué. Se ve el patetismo, la crueldad, la felicidad, la desolación, lo diferente, lo extravagante, la provocación, el humor burdo, la farándula en pleno. Vemos desfilar artistas sin ningún mérito, también viejos decrépitos que se están despidiendo del espectáculo y cualquiera que meta bulla para que el público de la galería grite.

Los periodistas corren de un lado para otro, gordos, flacos, pelados, agitan la grabadora y las cámaras, comen y toman, se ríen, pierden la compostura. Una jauría de ojos desorbitados y lengua larga. Y preguntan iluminados al artista de turno: ¿Qué te parece? También eligen una reina y un rey feo ¿Qué tiene que ver eso con un festival de la canción? pregunta un intruso.

Los canales de televisión transmiten programas especiales en vivo y en directo, casi en cadena nacional y los animadores bailan y bailan, hablan y hablan. Se emocionan. Hacen recuerdos. Se adoran entre ellos. Son felices. Se ríen de todo.

Desfilan monigotes inagotables anatomías femeninas hipersexuadas, obsesivas, caras decrépitas, y más pechugas y traseros, y otros infinitos enredos, versos delirantes, horarios de citas; en resumen, toda una imagen de pacotilla, desbordante e inagotable.

El filme de mi sueño es una magnífica reflexión sobre el inevitable sometimiento de la música ante el poder de la televisión, un medio casi siempre abyecto. En mi sueño, Fellini quiso mostrar la trastienda de un festival, ese lugar donde el buen gusto no tiene casi cabida, poniendo énfasis en la figura de artistas que se tienen que ganar la vida a costa de perder su propia dignidad.

En definitiva, un circo-festival que se alimenta del ego con el fin de ocultar la depresiva e histérica realidad en que vivimos y que resulta tanto más estremecedor en cuanto que parece un vivo reflejo de la vulgar televisión actual devorando nuestro cerebro en nuestros propios hogares.

En la película de mi sueño las premisas del festival se reconocen precisamente en el ser provinciano, en el rechazo a la profundización por pereza, por prejuicio, por comodidad, por presunción. Muestra nuestra parte estúpida, mezquina y veleidosa.

Al terminar la película de mi sueño, Fellini dice: “La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural”.

Perdonen lo extenso pero quería contarles mi sueño. Por suerte fue sólo eso…un sueño.

Ahhh…el Festival de la Canción de Viña del Mar, en Chile, lo organizan instituciones muy serias: Canal 13 de la Universidad Católica y la Municipalidad de Viña del Mar. Menos mal.

Ahora voy a ver en televisión el Festival de San Remo, que es un festival de la canción de verdad. De música.