martes, octubre 24, 2006

Vivir y respirar publicidad…

Generalmente en universidades e institutos muchos profesores hacen clases pero no enseñan publicidad. Muchos académicos poseen importantes títulos de postgrados y enseñan sin tener alma de publicistas. Porque no lo son y no tienen la vivencia. El gusto de hacer una cosa es diferente de saberla hacer. Entonces ¿Cómo lograr transmitir la esencia necesaria para que un estudiante de publicidad, sea publicista?

El entendimiento de esta profesión diferente es complejo. No cualquiera es capaz de transmitir esa esencia que nutre la publicidad y sus experiencias. Hacer publicidad, más que un quehacer, implica un sabe -hacer que exige un precio alto de entrega. No es una profesión de algunas horas. Adquirirlo cuesta bastantes años de fatigosa experiencia. Y no siempre se logra. La publicidad hay que hacerla todos los días. Siempre dirigida por el conocimiento y la disciplina. Es una profesión que se ejerce cuando se domina.

La publicidad es una herramienta de muchas dimensiones. Los estudiantes de publicidad deben vivir y respirar publicidad a diario, en un afán inquebrantable de aprender; ansia constante de superación; capacidad dinámica para entender y asimilar sus diversas técnicas. Ser publicista es lograr dominio de la imaginación y la creatividad. La emoción es la base de una carrera publicitaria.

Quizá no exista hoy una profesión donde triunfen y fracasen tantos a la vez por motivos iguales. Enseñar publicidad no es solamente entregar materias o contenidos y tomar una prueba. Es transmitir una vida publicitaria que se adquiere solamente con la experiencia de haberla vivido. El alumno siempre pregunta y se debe saberlo todo desde la trinchera de la vida misma del ejercicio de la publicidad. Con emoción. Con creatividad.

Ser publicista no se consigue solamente con horas de estudio, sino que con vivir la publicidad como si fuera el aire que se respira.

viernes, octubre 13, 2006

El “honorable” diputado y el uso perverso del lenguaje…o algo así.

Un tema que no me gusta es la manipulación que se hace del lenguaje por parte de autoridades y políticos con el fin de desinformar a la opinión pública con el verdadero mensaje que se debe comunicar.

Nuevamente debo escribir un post tocando el tema debido a la visita, homenaje o saludo (ya no sé como decirlo porque el juego semántico del “honorable” me confunde) de las campeonas mundiales chilenas de jockey patín al Congreso, en Valparaíso.

El impasse surgió debido a que el presidente de la Cámara de Diputados, un señor de apellido Leal, en su discurso no dijo correctamente, o no sabía, donde había sido el Campeonato, mencionando España, cuando en realidad no había sido en ese país sino en el nuestro. Lo repitió en 3 ocasioness y él lo llamó “lapsus”. Yo creo que no tenía idea de lo que estaba hablando o sencillamente ya es un claro signo de deterioro senil lo que a cualquier persona le puede ocurrir.

Para justificar su error el honorable se refiere a ello como “el sentido de mis palabras”, o sea, lo quiero decir pero no lo dije. Algo así.

Posteriormente debido a la escasa asistencia de los honorables a la sala manifestó que ellos no asistieron porque “estaban ocupados en comisiones de trabajo”. Pero parece que hubo una “deprolijidad” al hacer llegar la información a quién correspondía.

Después fustigó a la televisión por no transmitir el mundial en una burda intención de desviar la atención. La vieja regla de la simplificación presentando y aislando que atribuye a ellos la responsabilidad de hechos y adjudicándoles los propios errores internos

Además, como algunos “honorables” se dedicaban a navegar por Internet en las sesiones el señor “honorable” dijo: “los diputados están preparando sus reuniones”, o algo así. ¿Viendo mapas, bancos y compraventas de autos?

¿Por qué hago mención de estos hechos? Porque creo que así como en una situación tan sencilla como éste se ha hecho una manipulación del lenguaje y de las situaciones, me imagino como será la desinformación cuando el tema a tratar es de importancia nacional.

La manipulación semántica para acomodar los hechos cuando se adopta y adapta el lenguaje para describir una realidad produce contradicciones y explicaciones confusas. Ante cualquier acontecimiento que afecte a una autoridad la manipulación comunicacional, va de la apariencia a la realidad, con explicaciones simplistas que llevan adaptar la realidad a los intereses partidistas o personales para no resultar cuestionados.

No es sano hacer pasar una situación por realidad a cualquier precio, sustituyendo una realidad por otra. Se debe asumir la responsabilidad que corresponde y dejar de lado la manipulación semántica comunicacional para que la ciudadanía crea otra cosa.

Ante esto, ingenuamente me pregunto: ¿Es muy difícil para el “honorable” decir que no tenía idea donde fue el campeonato de jockey patín? ¿Es muy difícil reconocer que informó mal a sus colegas del homenaje? ¿Es muy difícil decir que hará un llamado de atención a sus colegas que se dedican a navegar por Internet en vez de trabajar? La mejor comunicación es la sinceridad.

La palabra “honorable” no es una palabra. Se lleva puesta en la actitud de cada día. Tan simple como eso. Lo demás es perversidad comunicacional.

Parece que no escribí lo que quería escribir. ¿O si? Espero que entiendan el sentido de mis palabras. Sino disculpen…fue un lapsus o demencia senil. O algo así.