jueves, junio 12, 2008

Todo está en el consumidor

Las marcas y productos le provocan placer y estimulan el consumo



Se podrán aprender muchas técnicas publicitarias, se podrán realizar otras tantas piezas publicitarias con la mejor tecnología como sea posible, pero el profesional que no sabe meterse en el alma del consumidor está en problemas. Las habilidades de empatía, asertividad y retroalimentación son fundamentales en la comunicación publicitaria. Para llegar a su alma.

Vender y ofertar para el día no es difícil. Pero cuando una empresa o una marca desean proyectarse en el largo plazo debe entrar en la mente del consumidor para darle valor a la marca y posicionarla como algo importante y deseable.

Los productos y las marcas generan vínculos emocionales con sus consumidores. En el fondo, la adquisición de un producto es un acto de amor porque la publicidad vende ilusiones. Es un mundo de imágenes y sensaciones placenteras. Vende esperanza. Ese es su producto.

La publicidad cuando le habla al consumidor le promete algo, le seduce. Va más allá de la realidad. Es una extraña sensación que no tiene explicación lógica. Que se produce sin saber por qué.

Al realizar publicidad nos encontramos con dos situaciones, una que es real: el producto en sí, en su cotidianeidad, en sus atributos, y la otra, la importante, es la imaginaria, donde se centra la relación, el vínculo, lo que piensa la persona de las señales que emite su “posible producto o marca”. Lo que se imagina, esa interpretación que hace el consumidor de lo real, de su realidad, que incluso hace variar la percepción objetiva.

Es como una conversación inconsciente consigo mismo y que percibe solitariamente. Después vendrá el comentario con los amigos o la familia. Así el producto pasará, de esta manera, a formar parte de su vida.

Los consumidores basan sus decisiones en emociones y sentimientos asociados a un producto o marca.

Las marcas y productos provocan placer y estimulan el consumo, en un proceso desconocido para el mismo consumidor. Ocurre en el sistema nervioso. Cuando alguien contempla el logo o marca de un producto: se activan las zonas relacionadas con el placer, la sensación de recompensa y la satisfacción, como cuando se experimentan sensaciones nuevas y gratas.

Cada producto o marca se construye sobre las emociones de los consumidores. Si no se despierta su interés, si no concuerda con sus valores, se cambia a otro producto que si pueda motivarle. Un consumidor no se compromete para toda la vida. Busca, compara y compra.

2 comentarios:

esteban lob dijo...

Hola Herman:

El planteamiento que expones (y me alegro que así sea), demuestra que a la larga son los buenos publicistas quienes prevalecen, porque aquellos que minimizan las posibilidades de creatividad y permanencia de alguna marca en el tiempo, serán derrotados.

Un abrazo.

Herman Bustos dijo...

Hola Esteban:
Es muy cierto lo que tu dices. Pero la batalla es dura. Hay que luchar contra los molinos de viento.
Saludos
Herman