Comentario
escrito por Juan Luis Fuentes. Amigo y Publicista.
Hoy en
día, producto de factores como la globalización, los medios de comunicación, y
muchas otras cosas, el hombre se ha visto dentro de la necesidad de comprar
cosas que en algún momento eran totalmente innecesarias y que incluso, hoy se
podría vivir perfectamente sin ellas.
Esta necesidad de compra cosas en exceso, sin siquiera necesitarlas, la
llaman los expertos un consumismo excesivo o innecesario.
El
consumo no depende del dinero de que disponga el individuo, sino más bien de su
predisposición a comprar. Es decir, tanto en épocas de florecimiento económico
como en épocas de recesión, los individuos y las familias tienden a mantener un
nivel de consumo constante, lo cual les permite ahorrar en algunas ocasiones y
les obliga a endeudarse en otras.
Chile
ocupa hoy el octavo lugar en la lista de las naciones con mayor endeudamiento
por consumo en la población. Las masas
consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad, la cual ha
logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier
lugar, los mensajes que la televisión
transmite, persuade y ordena. En el último cuarto de siglo, los gastos
de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, los niños pobres
toman cada vez más gaseosas y cada vez menos leche, y el tiempo de ocio
se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero:
las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y el televisor
tiene la última palabra. Comprado a plazos, ese animalito prueba la vocación
democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Pobres y
ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y pobres y
ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual banco
ofrece.
Ahora
bien siempre en el principio y con la novedad de cualquier
inauguración comercial, la familia “Miranda” de todos los niveles sociales
hace con su presencia un protagonismo muy importante para así
poder decir posteriormente “yo estuve allí”, aunque a futuro
no regrese muy seguido o nunca más.
Pero
no hay que sentirse culpables, ya que “mal de muchos consuelo de…”
Nota
para los seguidores de otros países: El post se refiere al mega mall “Costanera”
construido en Santiago, en una zona de gran congestión vehicular y centro
urbano de gran movimiento y que ha generado una gran controversia en Chile.
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