Los
avisos que miramos. El vestuario excéntrico que elegiste para hoy. El jingle
tarareado cien veces cuando te bañas. La mirada de reojo a un aviso caminero.
Un grito imprevisto. Una foto de vacaciones en Facebook. Una mano que te indica
un camino por donde seguir. El zapping en la tele buscando lo que quieres. Re: oferta
“inperdible” cámara digital. Muchas persuasiones
dichas con esmero. Los sueños de tantos queriéndose cumplir. La vecina “copuchenta”
que cuenta lo que tiene. Un escándalo de faranduleros. Una réplica Rolex. Una
mosca en la carne. Mirar al cielo y ver una nube oscura. Pararse ante una
vitrina o mirarse en el espejo. Recibir “alguna cosita” de una impávida promotora.
Enamorarse de lo que se compra. Estar siempre sobrecomunicado. Mirar mucho y
ver nada. Fumar sin tomar en cuenta el aviso contra el cáncer de la cajetilla.
Remedio-Solución a tus deseos. Un spot que nos hace creer lo que no es.
Imaginarse ilusiones y funciones. Disfrutar una compra. “Marcar” una marca en
la cabeza de la gente. Repetir lo mismo hasta el cansancio. Subirse a un tren
que nunca se detiene. Cuando lo que importa es el resultado. Hacer cosas
diferentes. Ser león en un lugar de corderos. Dejar todos los sentidos
agotados. Hacer deseado lo no deseado. El porcentaje de comisión. Una gallina
en el camino. ¿Creer o no creer? Un limón con sabor a naranja. Copiar lo bueno.
Dos que no me interesan: el político vociferante y el cura predicando, que
también están en el negocio. Y todo lo que se te ocurra, eso es la publicidad. Finalmente…la
carrera que elegí.
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