jueves, octubre 13, 2005

¿Por que no nos ponemos a tejer también?



Una de las frases que mejor representa lo que la publicidad debe hacer es contestarle está pregunta al cliente.¿Qué gano yo con esto que me proponen? O sea, ser concretos en lo que se expone.

Esto viene en relación a que en este país todo se propone y se dice, pero son pocos los que hacen o dan respuestas de realización práctica. Total, las palabras se las lleva el viento y la memoria es frágil.

Este es un país de tantos predicadores donde abundan las explicaciones, los “hay que…”, entregándole la responsabilidad a otro, las del tipo “ abrir canales de diálogo” que en el fondo es nada o algo así como “necesitamos la unidad del medio futbolístico, nuevo plan de trabajo y soñamos con dar una vuelta olímpica”, donde todo se justifica. Un ejemplo, el slogan de una campaña política que dice: “estoy contigo”, o sea: nada. El secreto radica en hacer lo que se dice, tanto en lograr lo que se promete.

Los políticos, los deportistas, los artistas, los curas, hablan, pontifican, discuten, hacen declaraciones y al final todo queda nada. Es un país hecho de palabras cínicas y frases manipuladoras. Las cosas no se hacen teorizando o diciendo cómo debería ser. Se hacen trabajando, haciéndolas realidad. La vida se explica brevemente con palabras y se justifica con hechos.

Uno no saca nada con contar durante una hora y media cómo todo anda mal. Hay que indicar que remedio se va a poner. La vida exige resultados. No interesa que le cuenten los dolores de parto. Hay que mostrar la guagua. La frase “debo hacerlo” resuelve más problemas que “hay que hacerlo”.

Esperar tras bastidores para ver de qué lado sopla el viento, es la mejor manera de ser siempre un segundón. Sobreponerse al natural temor de estar equivocado. Aquellos que no son capaces de arriesgarse no sufrirán derrotas, pero los que no arriesgan tampoco nunca tendrán victorias. Cuando alguien sólo habla, sabe que no corre riesgos porque es posible desmentir, justificarse o rectificar y reexplicar lo explicado y quedar bien con todos.

Alguien escribió: “En algún lugar debe haber un basural donde están amontonadas las explicaciones. Una sola cosa me inquieta en este justo panorama: lo que puede ocurrir el día en que alguien consiga explicar también el basural”

En conclusión: no hay que creer nada hasta no tener el cheque firmado y cobrado. Mientras tanto podemos comprar los palillos para tejer y calentar el agua para el mate.

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