martes, octubre 04, 2005

Entre manipulables y manipulados...por ahí va la cosa



Cada día escuchamos y vemos a políticos, empresarios, economistas, religiosos, dirigentes del fútbol o artistas, utilizando el lenguaje para decir lo que no quieren decir, para intentar manejar la realidad, creando un imaginario colectivo que se acomode a sus intereses personales. La opinión pública ya no sabe lo que es verdad y lo que no. El dominio y control sobre las mentes de las personas se realiza mediante técnicas y ardides de manipulación que aumentan el desconcierto de nuestra sociedad.

No basta con decir que vivimos en democracia para ser libres de verdad si existen organismos, personas o instituciones que intentan arteramente dominarnos con ese ilusionismo mental que es la manipulación. Manipular es tratar a una persona o grupo de personas como si fueran objetos, para dominarlos fácilmente. Trataremos de explicar algunos conceptos.

Se manipula para vencer sin convencer, seducir para que la gente acepte lo que se ofrece sin dar razones. El manipulador no se dirige a la inteligencia, no respeta la libertad y actúa astutamente sobre nuestros centros de decisión a fin de arrastrarnos a tomar las decisiones que favorecen sus propósitos.

En todo orden de cosas existe la manipulación, pero la manipulación ideológica, que impone ideas y actitudes de forma solapada, merced a la fuerza de arrastre de ciertos recursos estratégicos, es altamente peligrosa cuando se quieren imponer actitudes e ideas referentes a cuestiones básicas de la existencia de las personas como son la política, la economía, la ética o la religión.

Sobretodo ahora en víspera de elecciones, las formas de manipulación practicadas por “razones ideológicas" tienen un alto refinamiento, ya que son realizadas por profesionales de la estrategia o asesores comunicacionales.

La manipulación responde, en general, al deseo de dominar a personas y grupos en algún aspecto de la vida y dirigir su conducta. El manipulador ideólogo busca modelar el espíritu de personas a fin de adquirir dominio sobre ellos de forma rápida, contundente, masiva y fácil reduciéndolo a un concepto cualitativo de masa, o sea,un montón amorfo de individuos.

Como la masa no tiene cohesión interna, es fácilmente dominable y manipulable por los deseosos de poder, de vencer sin necesidad de convencer privando y despojando a las gentes de capacidad análitica.

La manipulación se realiza por medio del lenguaje, porque éste con palabras crea realidades cargadas de un prestigio especial de manera que nadie se atreve a poner en tela de juicio. Son palabras "claves" que parecieran condensar en sí todas las bondades de la vida. La palabra “clave” en Chile es libertad. Las palabras independencia, autonomía, democracia, van unidas con la palabra libertad y quedan convertidas, por ello, en una especie de términos por adherencia.

El político saca partido del poder de estos términos. Sabe que, al utilizarlos en un discurso, la opinión pública queda intimidada, no ejerce su poder crítico y acepta ingenuamente lo que se le proponga. No deja cabida a la reflexión.No da tiempo a pensar y someter a reflexión detenida cada uno de los temas expuestos.

El político no se detiene nunca a matizar los conceptos y justificar lo que afirma; lo da todo por sabido y lo expone con términos ambiguos, faltos de precisión, destacando en cada momento el aspecto de los conceptos que le interesa para su fines. Cuando destaca un aspecto, lo hace como si fuera el único, como si todo el alcance de un concepto se limitara a eso que dice. De esa forma, evita que la gente a los que se dirige tengan elementos de juicio para clarificar las cuestiones por sí mismas y hacerse una idea bien evaluada de los temas tratados. Al no poder profundizar un tema, las personas están predispuestas a dejarse llevar.

La manipulación es un malabarismo intelectual sesgado, subrepticio que plantea los grandes temas repetidos una vez y otra, a través de los medios de comunicación con ideas o imágenes cargadas de intención ideológica. No se entra en cuestión, no se demuestra nada, no se va al fondo de los problemas. En un bombardeo diario habitual se lanzan proclamas, se hacen afirmaciones, se propagan eslóganes como sentencias de sabiduría y la gente acaba tomando lo que se afirma como lo que todos piensan, como aquello de que todos hablan, como lo que se lleva, lo actual, lo normal, lo que hace norma y se impone. Basta establecer un clima de superficialidad en el tratamiento de los temas básicos de la vida para hacer posible la difusión de todo tipo de falsedades.

Una verdad a medias repetida por un medio de comunicación poderoso, como es la televisión, se convierte en una verdad de hecho, incontrovertida, formando creencias, con vistas a tener un control manifiesto y latente de la mente, la voluntad y el sentimiento de la mayoría. MacLuhan expresó: “no se dice algo porque sea verdad; se toma como verdad porque se dice”.

1 comentario:

Austral dijo...

Me parece que coincidimos en estos temas. Interesante, como para leerlos con calma.
Gracias por su visita y conceptos.
Saludos.