La televisión constituye un poderoso medio para seducir a la gente para que voten por “imágenes de candidatos” en vez de por los candidatos en sí. Este medio audiovisual les da una credibilidad, que a veces no tienen, ante la opinión pública.
Los candidatos buscan presentar una imagen clara y congruente de su candidatura y, además, una visión atractiva para el país, para ser creíbles. “Cantar victoria”, por ejemplo, crea la percepción de que el candidato es un gran líder.
La credibilidad se fabrica, no se gana. Se crea controlando cuidadosamente las situaciones para que aparezca como tiene que aparecer: agradable, creíble, fuerte, experto o cualquier otra situación que sea la imagen precisa en el momento. La fabricación de la credibilidad puede llevar al culto a la personalidad. La opinión pública en vez de reflexionar sobre las cuestiones importantes, en vez de pensar por sí mismo, recurre a los líderes de “apariencia creíble” para solucionarlas. Esta credibilidad se ha fabricado sutilmente para proyectarse y ser vendido como “mercancía” para fines de marketing político. Cuando se vota, se está votando porque alguien que “parece creíble” no lo por lo que es realmente.
Para esto, los medios de comunicación sirven de mediadores inconscientes. Si pensamos que pronto habrá un debate entre los candidatos a la presidencia, los análisis posteriores que harán de ello, en vez de hablar de sobre los temas importantes, se referirán a superficialidades como “qué candidato parecía más presidente” o aparentaba afrontar las cuestiones complejas de manera “más directa”. Ese tipo de comentarios sólo contribuye al culto a la personalidad y fomentar la comunicación política a expensas de la persuasión.
Cuando se trata de persuasión, las apariencias engañan. El aspecto y la reputación condicionan la reacción de la gente. Cuanto más seguro de sí mismo y confiado parece un candidato, más probable es que la gente acepte lo que dice, El poder de la televisión para dramatizar la credibilidad justifica el interés de aparecer en ella ya que la imagen otorga credibilidad y sustituye los argumentos débiles. Cuanto mayor es la exposición mediática, mayor es el agrado y la credibilidad en la gente. La mente la tendrán ocupada “mirando” y, por lo tanto, una capacidad limitada de pensar en los argumentos y refutar el mensaje que se le está entregando.
En buena medida, la credibilidad de un candidato se basa más en las emociones que en lo racional. Y se sostiene en la limitada receptividad, el razonamiento ilógico de la gente y la enorme capacidad para olvidar las cosas. ¿Cuál de los candidatos a presidente de Chile le “parece más creíble”? Vote entonces.
2 comentarios:
Hola su blog està geial los felicito..muchas felicidades.
Chao
Me parece que coincidimos en estos temas. Interesante, como para leerlos con calma.
Gracias por su visita y conceptos.
Saludos.
Publicar un comentario