martes, julio 26, 2005

A su imagen y semejanza



La imagen y los personajes públicos

Me llamó la atención el comentario del Presidente Lagos cuando dijo:” fue un asesinato de imagen”. ¿Es posible asesinar una imagen? ¿Entenderá la opinión pública que es una imagen?

Trataremos de dilucidar este fenómeno que tanto preocupa a personajes importantes, y no tanto, de este país.

Comienzo por aclarar que imagen siempre existe haya comunicación intencionada o no. Cada persona por humilde que sea, la tiene. Así definimos cuando hablamos de la abuelita buena, el niño maldadoso, la mamá tierna o el funcionario ejemplar. La situación cambia cuando se trata de “crear la imagen” para un personaje público. Así lo entienden políticos, empresarios, ejecutivos, las empresas (principalmente), algunos deportistas y casi ningún artista, porque para ellos la imagen es ir al peluquero y usar tenidas bonitas. Incluso, algunos señores o señoras que se llaman “asesores de imagen” solo se preocupan de cómo se van a ver frente al espejo.

Pero cuando se trata de trabajar la imagen global, es más complejo. En este caso me referiré solamente a las personas, ya sean políticos, deportistas o artistas y no al concepto de imagen de las empresas.

La imagen es “un imaginario colectivo” que se forma en la mente de las gentes y constituye un estado de opinión, un fenómeno de opinión pública como resultado de todos los “mensajes” que un personaje emite a través del tiempo y en forma continua,

Debo dejar en claro que la imagen no se emite. Son los componentes de la identidad personal los que dan forma a una imagen. Lo único que se emite son señales por parte de esa persona y que se transforman en la mente del público en la imagen de ella. Se constituye así en una interpretación que realiza la gente, del “mensaje” de la persona real transformándola en “una imaginaria” y se va dando a través de un proceso continuo en el tiempo. Lo que la gente conoce y sobre quién emite juicios es sobre ese “imaginario” y no sobre la persona real.

La imagen no existe. Existen tantas imágenes como personas existen. Sólo es una conceptualización referencial y aproximada de una realidad del personaje intermediada por la historia personal, cultura, educación, estructuras perceptivas, de quién recibe esa comunicación acerca del objeto (persona) de la imagen.

Para un personaje existen dos realidades: la real, o sea la cotidiana (que conocen sus más cercanos) y la imaginaria y que corresponde a lo que piensa la gente y las interpretaciones que hace de “lo real”, armando en definitiva el mensaje final en su cabeza. Las significaciones que cada persona da a este fenómeno pueden ser diferentes o similares, pero nunca iguales.

Técnicamente, la imagen se forma a partir de la identidad; es lo que el personaje emite y desde donde se constituye el soporte para “armar” el concepto de imagen que se desea proyectar a la opinión pública. Es la suma de todos esos mensajes estables y permanentes que transmite un personaje lo que define la imagen.

La mencionada identidad se compone de tres elementos: el contacto visual (vestuario, expresión corporal, sonrisa, cabellos, limpieza, etc.) y se define en los primeros 30 segundos que alguien ve a un personaje.

En segundo lugar está el comportamiento de la persona en sus relaciones y está determinado por su nivel de educación, personalidad, modales, raíces culturales, comportamiento financiero y social. Finalmente, la comunicación, que corresponde a la forma de describir o anunciar lo que hace, ya sea personalmente o a través de los medios de comunicación.

En base a estos tres componentes de la identidad, se planifica lo que será la futura imagen de un personaje mediante un programa de identificación, desarrollado a través de un plan estratégico desde donde se proyectan los ejes que determinarán el posicionamiento de ese personaje público, es decir, cual es el lugar que va a ocupar en la mente y en el corazón de la opinión pública.

Las percepciones sucesivas de esas señales o mensajes emitidos por un personaje hacia la gente ocasionarán a través del tiempo una reimpregnación de la memoria, de un modo esencialmente acumulativo, construyendo así la imagen y desarrollando un sistema de asociaciones que se estabilizarán en la mente de la opinión pública.

¿Quiere usted crear su propia imagen? Comience por ser diferente.

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